El tercer Secreto de Fátima....

El 13 de mayo del año 2000, el cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado Vaticano, hizo público finalmente el tercer secreto que guardara Sor Lucía, durante 83 años. Esa tercera parte revelan hechos que según interpretación del Cardenal nada tienen que ver con la actualidad, sino con hechos pasados, hoy en día se hace necesaria una revisión.

Este es el texto original:

"Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía. "Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: "algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él" a un Obispo vestido de Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios".

Según la interpretación que el Cardenal Ratzinger ha hecho el año pasado de este secreto celosamente guardado, nos remite a algo histórico, un secreto que no contiene ningún valor futurístico y que ya ha pasado a ser parte del anecdotario.

El Cardenal insiste constantemente que esta parte de la revelación de la Virgen María en Fátima, no tiene nada que ver con una profecía, la cual no necesariamente revela un futuro sino una clarificación de la voluntad de Dios.

Pero el Cardenal debería pensar que no tendría ningún sentido haber guardado este secreto por casi un siglo, si no fuese que ahora tendría más valor que nunca. Sor Lucía mantuvo conversaciones con la Virgen en su reclusión religiosa. ¿qué sentido tendría haberlo guardado durante tantos años y tan solo en el año 2000 haberlo hecho público? El ser humano está demostrando hoy más que nunca que su egoísmo y olvido de Dios como Padre de la humanidad no es tenido en cuenta más que para invocarlo en situaciones personalistas.

Profecía no significa aclaración de la voluntad de Dios exactamente, significa adelantarse al porvenir, saber que sucederá en tiempos futuros. Y el mensaje de Fátima tiene que ver con el futuro. Por ello, es una profecía.

En cuanto a la distinción entre REVELACION PUBLICA Y REVELACION PRIVADA, no tiene demasiada incidencia en el hecho en sí, pues ya demostrado quedó el gran milagro que la Virgen de Fátima llevó a cabo en sus últimas apariciones haciendo "danzar al sol", un hecho inexplicable aún hoy en día. El hecho que esta aparición de María a unos pastorcitos en Portugal, niños con escasa instrucción y alfabetización, humildes campesinos, no le resta importancia ninguna. Es como si se aceptara finalmente el milagro de la aparición de la Virgen pero porque se valora por su propio peso, si mucho no se hubiera hablado de ello durante los años sucesivos, y la gente no se hubiese acordado de aquellos días, la iglesia tal vez no lo habría aceptado más que como una anécdota más de las que se cuentan todos los días. Lo sucedido en Fátima es una revelación pública y privada.

El mensaje es claro pero turbio es el entendimiento de quienes no quieren limpiar sus mentes. Muchos tratan de hacer de este mensaje un artículo con diversas interpretaciones, pero ¿las cosas no están marchando hacia una confrontación religiosa? ¿qué se desprende de ese mensaje? ¿Todavía seguirán colocándolo en la historia como un mensaje que alude al pasado?

Todos juntos deberíamos rezar más por nuestros hermanos que por nosotros mismos. No somos nosotros el centro de atención de Dios. Nosotros debemos poner como nuestro centro de atención a Dios en todas nuestras cosas pero no para justificar nuestras razones, sino para comprender la ajenas y no juzgarlas, para perdonar y aprender verdaderamente a amar.